Como en la película que protagonizó en 1970, una enfermedad le arrebató al actor al amor de su vida.
Autor: Antonio Martín Guirado | Fecha de publicación:24/6/2009
«Amar significa no tener que decir nunca lo siento». Aquella frase que provocaba un aluvión de lágrimas en Love Story (1970), protagonizada por Ryan O'Neal, también puede referirse a la intermitente pero apasionada relación del actor con Farrah Fawcett, el amor de su vida, fallecida hoy.
Sus vidas se entrelazaron para siempre en 1982, pero su relación de 27 años, tal y como ocurría en el drama de Arthur Hiller, ha topado con una enfermedad que ha podido finalmente con la fuerza de su amor y que deja, por el momento, y como en las grandes historias románticas del cine, dudas en el aire: ¿lograron casarse como era su intención?
O'Neal le pidió matrimonio a Fawcett durante años. Probó suerte una vez más a escasos días de la muerte de la actriz, y ésta aceptó, según reveló el propio actor en una entrevista con el canal ABC, en la que no dudó en hablar de su compañera sentimental como el amor de su vida.
Como en la trágica Love Story, O'Neal vuelve a perder a la chica de sus sueños. En aquel filme, su media naranja era Ali MacGraw, cuyo personaje fallece a causa de la leucemia.
Cuando MacGraw, protagonista de títulos como La huida (1972), supo que su compañero de reparto sufría esa misma enfermedad en la realidad, le telefoneó para transmitirle todo su apoyo y, también, una preocupación: la gente la paraba por la calle para culparla de haber contagiado la enfermedad a O'Neal.
Para O'Neal y Fawcett, célebre gracias a su papel en la serie Los Ángeles de Charlie, todo comenzó a comienzos de los 80.
Ella venía de un matrimonio fallido con Lee Majors (El hombre de los seis millones de dólares), con quien estuvo desde 1973, y él había estado casado dos veces, con Joanna Moore (1963-1967) y Leigh Taylor (1967-1973), con quienes tuvo tres hijos.
Su relación no fue nada fácil, pero a pesar de las constantes riñas -en 1997 rompieron, aunque cuatro años después decidieron darse otra oportunidad cuando al intérprete le diagnosticaron leucemia-, siempre encontraron la manera de reencontrarse en el camino.
En 1985 nació Redmond O'Neal, su único hijo en común, que en los últimos años no ha dejado de tener problemas con la ley. En 2005 fue declarado culpable de posesión de cocaína y metanfetamina y desde entonces ha entrado en procesos de rehabilitación una docena de veces.
Padre e hijo fueron detenidos en Malibú (California) en septiembre pasado acusados de posesión de narcóticos, y aunque en abril Redmond estaba preso por violación de libertad vigilada en un caso de drogas, logró un permiso de tres horas para visitar a su madre, en lo que fue su despedida, aunque él no lo supiera.
«Farrah no sabe que Redmond tiene problemas», dijo O'Neal. «Y Redmond está aterrado por su madre (...). Yo le dije que Farrah se está recuperando. Le mentí a él. Le miento a ella. Es lo mejor».
El amor entre O'Neal y Fawcett quedó grabado con fuego eterno en esta última etapa de la vida de la actriz, que contó siempre con la presencia y el aliento de su enamorado.
El diagnóstico sobre el cáncer anal que sufría llegó en 2006 y desde entonces se sometió a diversos tratamientos. Un año después los médicos indicaron que estaba libre de la enfermedad, pero tres meses más tarde volvió a aparecer.
«Es una historia de amor», sostenía el propio O'Neal, quien sin embargo admitía no saber «cómo interpretar este papel». «El cáncer es un enemigo insidioso», añadió.
Sin embargo, Fawcett decidió relatar su lucha contra el cáncer en un documental de dos horas que difundió el canal NBC y que dejó al país consternado por su situación.
El documental, según explicó O'Neal, comenzó «el fatídico día en el que Farrah llevó su pequeña cámara de vídeo al consultorio del médico. Y resultó ser el día en el que los médicos le dijeron que el cáncer, que ella creía superado, había reaparecido».
«Farrah quedó devastada», continuó O'Neal. «Fue horrible, una noticia terrible», agregó. Fawcett insistió en que continuase la filmación y después siguió haciendo tomas de su experiencia con el cáncer.
Así afrontó su último aliento. Débil, sin pelo, confinada en casa y la mayor parte del tiempo postrada en la cama. «Daremos el 'sí quiero' tan pronto como ella pueda», había asegurado O'Neal.
El secreto al final de su Love Story se lo llevó hoy el ángel al cielo.
http://www.lavozdegalicia.es/genteytelevision/2009/06/25/00031245958212927959872.htm
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