Un día después del fuerte terremoto que sacudió Chile, los servicios básicos comienzan a restablecerse paulatinamente en la capital, mientras que las regiones sureñas, las más afectadas por el sismo, carecen de agua, luz y combustible. El presidente electo de Chile, Sebastián Piñera, que asumirá el mando el próximo 11 de marzo, ya ha anunciado el plan 'Levantemos Chile' para reconstruir la zona devastada por el fuerte terremoto que el pasado sábado dejó cientos de muertos y sin hogar a dos millones de chilenos.
El número de víctimas debido al terremoto ha asolado la zona del centro y sur de Chile supera ya los 708, según la directora de la Oficina Nacional de Emergencia (Onemi), Carmen Fernández. Se espera que esta cifra, lamentablemente, siga aumentando.
De hecho, el alcalde de Concepción, ha informado que al menos un centenar de personas se encuentran atrapadas bajo los escombros de un edificio de catorce plantas que se vino abajo con la fuerte sacudida, informa France Press. Tras un arduo trabajo, el cuerpo de bomberos rescató a 25 personas.
Entre las víctimas figuran cinco habitantes del archipiélago de Juan Fernández, a unos 600 kilómetros de la costa chilena, donde además se reportaron once desaparecidos cuando una enorme ola penetró en el principal poblado de ese territorio insular.
Escasez de comida y agua
La ciudad de Concepción, la más afectada por el terremoto de más de 8 grados de magnitud en la escala Richter, carece por completo de agua, electricidad y combustible, y la gente ha salido a las calles en busca de algo que beber, según pudo comprobar Efe.
Además, sólo algunos lugares disponen de telefonía fija y, de las tres compañías de telefonía celular, sólo Entel funciona con cierta normalidad, mientras que Claro y Movistar tienen serios problemas para restablecer la comunicación. Con estas condiciones, comunicarse vía Internet resulta casi imposible.
Tampoco hay comida, y algunos vecinos han protagonizado saqueos en algunos supermercados de la ciudad, a 515 kilómetros de Santiago. Esto llevó a los Carabineros a dispersar con bombas lacrimógenas al cerca de millar de personas que, llevadas por la desesperación, se acercaron a un local en busca de agua y alimentos, aunque algunos aprovecharon para llevarse electrodomésticos.
La falta de combustible limita la movilidad de sus vecinos, mientras que el aeropuerto de la ciudad continúa cerrado. También continúan sin abastecimiento de agua potable muchas zonas de Temuco, a 672 kilómetros al sur de la capital, donde la municipalidad está distribuyendo agua en camiones aljibe (cisterna).
En cambio, en la capital, el 80 por ciento de los hogares dispone de servicio eléctrico, mientras que el 20 por ciento restante deberá esperar algunos días hasta que se restablezca el suministro, ya que son fallos pequeños que se deben solucionar caso a caso. Lo mismo ocurrió con el abastecimiento de gas, que algunas comunidades de vecinos suspendieron con el fin de evitar escapes y accidentes graves.
Saqueos en busca de alimento
A pesar de que la vida en la capital transmite una fachada de normalidad, los vecinos se están agolpando en los supermercados para abastecerse de víveres y en las gasolineras se están formando largas colas para llenar los tanques de combustible.
Además, el metro, que ayer suspendió las operaciones en sus cuatro líneas, comenzó a regularizar su servicio. El aeropuerto, que quedó muy dañado por el temblor, permanece cerrado, y estará así al menos dos días, aunque expertos dijeron a Efe que la operatividad de la terminal podría demorar más.
Condiciones parecidas a las de la capital se vivieron en las localidades costeras de Viña del Mar y Valparaíso, a 125 kilómetros al noroeste de Santiago, donde la electricidad y el agua o no se cortó o se repuso pocas horas después del terremoto. Hoy permanecen cerrados los puertos de Valparaíso y San Antonio, ante el riesgo de fuertes marejadas.
http://www.elmundo.es/america/2010/02/28/noticias/1267355109.html
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