domingo, diciembre 31, 2006
Hoy cierras un volumen más de la historia de tu vida. Cuando comenzaste podías hacer de él lo que quisieras: un poema, una pesadilla, embustes o una canción de amor.
Ahora piensa unos momentos en esta Noche Vieja. Toma tu viejo libro y hojéalo despacio; deja pasar sus páginas por tus manos y por tu conciencia. Ten el regusto de leerte a ti mismo.
Lee todo. Repite aquellas páginas de tu vida en las que pusiste lo mejor de ti. No te olvides de que uno de tus mejores maestros eres tú mismo.
Lee también aquellas páginas que nunca quisieras haberlas escrito. No... no intentes arrancarlas... es inútil. Ten valor para leerlas.
Son tuyas. No puedes arrancarlas, pero puedes anularlas cuando escribas tu volumen siguiente.
Lee tu libro viejo en la Noche Vieja. Tú lo has escrito con el instrumento asombroso de tu libre albedrío sobre la superficie inmensa y movediza del mundo.
Es un libro misterioso que, en su mayor parte (la más interesante), no puede leerlo nadie más que tú.
Si tienes ganas de besarlo, bésalo; si tienes ganas de llorar, llora fuerte sobre tu libro viejo en esta Noche Vieja.
Pero, sobre todo, tómalo en tus manos, "¡Gracias!" y "¡Perdón"!
Esta noche vas a recibir otro libro completamente en blanco y nuevo. Es todo tuyo. Vas a poder escribir en él lo que quieras.
Desconozco su autor)
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