REPUBLICANO: Tratar con compasión al inmigrante
John McCain
03 de febrero de 2008
Cuando era joven, pensaba que alcanzar la gloria era la mayor ambición que se podía tener. Mis padres y la Academia Naval intentaron enseñarme una lección diferente, pero no fue hasta que pase cinco años y medio como prisionero de guerra en Vietnam y tuve que depender de otros a un nivel que nunca imaginé, que entendí esa lección. Necesitaba tener fe para sobrevivir aun respetándome a mí mismo; necesité tener fe en mis compañeros, en mi patria y en Dios. Esa fe me ayudó a perdurar y también a entender y respetar los valores comprendidos en la fe.
Nunca voy a violar la fe de los valientes hombres y mujeres que arriesgan su vida por nuestro país. Nuestros soldados luchan en Irak, Afganistán y otros lugares, en contra de un enemigo con determinación y maldad. Cuando otros han sugerido que nos debíamos rendir, yo he luchado para asegurar que nuestras tropas regresen a casa, victoriosas y con honor. Empezando hace más de cuatro años, yo exigí que se enviaran más tropas a Irak armadas con una nueva estrategia de contrainsurgencia. Tuve la visión y el valor de saber que la estrategia en Irak sería un fracaso y abogué por esta nueva estrategia que hoy está dando resultados exitosos.
Durante toda mi carrera pública y en mi vida personal, he protegido el derecho a la vida. Soy padre de siete hijos; tres de ellos son adoptados. Mi familia, mi fe y mi amor por nuestro país, son las anclas en mi vida. Yo pienso que debería haber mucho más niños adoptados y no abortados. Como presidente, nombraré jueces que respeten la Constitución y la rama Legislativa a nivel federal y estatal. Defiendo el derecho a la vida porque sé lo que significa vivir sin derechos humanos y bajo condiciones donde la vida humana no vale nada.
Sé que tengo un deber personal de abogar por los derechos humanos en cualquier lugar donde hoy son atropellados. Ya sea Bosnia o Venezuela, en Cuba o en el Medio Oriente. Y aun en nuestro país, cuando no se respeta la inherente dignidad humana, de los nacidos y aún por nacer. Esta creencia también ha formado mi perspectiva sobre el tema de inmigración.
Creo que es esencial que antes que todo, certifiquemos la seguridad de nuestras fronteras. Pero también creo que debemos tratar el tema de inmigración con compasión. Debemos reconocer que todos somos hijos de Dios.
Estas son las cosas en las que creo. No tienen que tomar mi palabra. Pueden examinar mi larga trayectoria y sabrán que no voy a cambiar de posición por motivos políticos. Me comprometo a hablarles claro y con honestidad. Tampoco jamás me van a escuchar atacar y ofender a un grupo, para así poder atraer el apoyo de otro. Nunca promoveré la división como arma política.
Yo creo que la institución del matrimonio debe ser protegida y definida como una unión entre un hombre y una mujer. Yo comprendo el papel fundamental que tiene la familia tradicional en formar, fortalecer y estabilizar nuestra sociedad. En el Congreso y en mi estado, he sido un fuerte defensor de las leyes que defienden la institución del matrimonio tradicional.
Amo a nuestra patria y he pasado mi vida entera sirviéndole. Cuando tenía 17 años, me inscribí en la Academia Naval y juré sobre la Biblia que defendería a este país en contra de sus enemigos. Estuve en la Armada Nacional por 22 años, y llevo más de 25 años en el Congreso de Estados Unidos. Como senador, me he dedicado a luchar en contra de los gastos innecesarios en Washington. En los años 80 fui un soldado en la revolución de Ronald Reagan, apoyándolo en su lucha por restaurar la economía de Estados Unidos y la paz en el mundo. Para rehabilitar nuestra economía se necesita liderazgo.
Sé ser líder y lo he demostrado a través de mi vida. Tengo el valor y las convicciones para tomar decisiones difíciles y actuar con responsabilidad fiscal.
Al mismo tiempo, continuaré velando por la seguridad nacional de nuestra patria y no descansaré mientras exista la amenaza de los extremistas islámicos.
Los valores son esos ideales que nos mantienen firmes, las cosas en que creemos. Para mí, esos valores son la fe y el derecho a una vida digna. Estas son las verdades proclamadas en nuestra Constitución.
El Creador les dio a todos los seres humanos el derecho a la vida, la libertad y el derecho de buscar la felicidad. Para muchos de nosotros, perseguir la felicidad implica defender nuestros ideales y nuestros principios.
Les pido que me permitan continuar honrando el juramento de servicio a mi patria que tomé hace tantos años. Les pido con humildad, que crean en mí y me den su respaldo.
El senador de Arizona,John McCain, es candidato a la nominación presidencial republicana.
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martes, febrero 05, 2008
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