El adiós de Aznavour: Sólo un pretexto
En su concierto de despedida el cantantautor se mostró como en sus mejores tiempos
Nelly Apaza Retamoso
nelly.apaza@laopinion.com
Al ver a Charles Aznavour en el escenario acompañado por sus propios músicos y dos bellas francesas en los coros —una de ellas, su hija Katia—, la pregunta es si en realidad ésta es su gira de despedida. Su voz se escucha como en sus mejores momentos, su desplazamiento por el escenario, su sentido del humor y sus recientes composiciones de corte social dicen más bien que el cantante de la chanson francaise está más cerca de un retorno a las tarimas que de alejarse de ellas.
La noche del sábado en el primero de dos conciertos programados en el Anfiteatro Gibson —ante un lleno total— Aznavour exhibió por qué, aún a sus 82 años, sigue siendo el más popular de los cantantes franceses. Compositor de sus propios temas, que le cantan sobre todo al amor, tiene sin embargo, bellas historias de la vida cotidiana dichas con música.
Fueron 25 ó 26 —de las más de mil composiciones que ha inmortalizado en un centenar de álbumes— que interpretó una tras otra, explicando en algunas ocasiones cuando eran en francés, la temática de la canción.
Su estilo de cantar (combinado con ese conversar de parte de la canción), fue una de sus características que lo hizo unique en la canción romántica. Su dominio de cinco idiomas lo acercó a todos los rincones del mundo, no sólo traduciendo sus temas del francés al inglés, español, ruso, italiano o alemán, sino que algunas de sus canciones fueron compuestas para ser interpretadas en otros idiomas.
Usando su sentido del humor para referirse a su edad, recordó que She — que lo dio a conocer en Estados Unidos luego que fue número uno en Londres— fue compuesta hace 30 años. "Ahora hay que hablar de 30 años, ya no podemos decir hace dos años", dijo al anunciarla.
The Old Fashioned Way, la que interpreta marcando pasos de baile de gran salón, como cualquier eximio bailarín, y You’ve Got To Learn, son otras de sus muchas composiciones en inglés y que fueron parte de su concierto en el Gibson.
Su pequeña estatura pasa desapercibida ante la fuerza de su voz, sus movimientos y el dominio del escenario que lo hace lucir con una calidad artística difícil de superar.
Su elegancia en el vestir —pantalones, camisa y zapatos negros y saco de brocado—, y su sencillez para comunicarse con la gente lo acercan más a su audiencia. Sabe ir de menos a más tanto en su diálogo como en la selección de sus temas, dejando para el final los que serían imposible dejar fuera en una cita con Aznavour
Estrenó en Los Ángeles Je Voyage que interpreta a dúo con su hija Katia y Mort Vivant dedicada al periodista Daniel Pearl y con la que rinde homenaje a los periodistas que arriesgan la vida en busca de la verdad. El resto fueron, no todas pero, las que siempre se quieren escuchar: Isabelle, Quién, La Boheme y Two Guitars.
No faltó Yesterday When I Was Young, Comediens, Que C’est Triste Venice, como tampoco la bella What Makes a Man, tal vez la primera composición en el mundo que abordó la homosexualidad.
No por nada Aznavour se refiere a sí mismo más como compositor que como cantante.
La Boheme
Quien?