lunes, noviembre 03, 2008

Ave fénix contra puño de acero

Obama, un duro con guante de terciopelo, ha forjado una amplia coalición por el cambio

El republicano, un superviviente, es el mal menor para los continuistas



Oviedo, Eugenio FUENTES

Las presidenciales de mañana, martes, en EE UU enfrentan a dos personalidades en apariencia muy diferentes, pero con un fondo común de navegantes solitarios. El demócrata Obama, a quien sus próximos definen como un puño de acero en un guante de terciopelo, se mide con el republicano McCain, cuya biografía militar y política lo asimila a una reencarnación del ave fénix. Las encuestas profetizan que el puño de acero reducirá al fénix a sus cenizas.

Obama, un hombre de mente ágil, ideas claras, retórica brillante y distanciada arrogancia, es un integrador, especialista en forjar coaliciones. Caminar por el filo de la navaja, conciliar posiciones contrapuestas, es su especialidad. Y puede hacerlo porque no es sectario, porque, en el fondo, él mismo es su único partido. Es el motor solitario de un movimiento de masas.

Cerebral y metódico, con un punto mesiánico, Obama desarrolló su capacidad para formar equipos desde sus primeros días de organizador comunitario en Chicago, la capital negra de EE UU. Su mayor logro ha sido su equipo para esta campaña presidencial, capaz de derrotar a la poderosa maquinaria de Hillary Clinton, batir todos los récords de recaudación y generar un movimiento de voluntarios sin precedentes.

En el corazón de McCain también late un lobo solitario. Pero, a diferencia de Obama, el senador por Arizona siempre ha corrido solo. Forjado en la disciplina militar, este hijo y nieto de lobos marinos, con estrellas de almirantes, reforzó su capacidad de supervivencia y su aura de rebelde durante su cautiverio en Vietnam. Después se aproximó como militar de escolta a los políticos de Washington y, ya en los años ochenta, saltó al Senado encaramado en la ola revolucionaria liderada por Reagan.

De físico menos atractivo que Obama, McCain es, sin embargo, afable y directo, con tendencia a la improvisación, al chiste y, a veces, a convertirse en mero comediante. Parece saber menos las lecciones que Obama, aunque nunca le falta ese guiño amigable del que es incapaz el demócrata. Pero como organizador de equipos es flojo: las primarias aún no habían comenzado y McCain ya se había gastado todas las donaciones. Tuvo que empezar de cero.

Obama y McCain tienen raíces muy distintas. El demócrata, mulato calificado de candidato multicultural, surge de una mezcla que integra Kansas, Kenia, Hawai, Indonesia y la California de sus años universitarios. Heredero espiritual de la lucha por los derechos civiles, buscó arraigo en Chicago, donde se casó y se integró en la Iglesia trinitaria. Fue después cuando estudió Derecho en Harvard, su trampolín a la política.

Tanteó primero a los llamados negros nacionalistas, defensores de la «nación negra». Pero ahí era -además de un mulato, un «blanco con cara de negro»- un recién llegado. En los círculos de la «lucha negra» la antigüedad se respeta y Obama intentó saltarse la jerarquía. Fue derrotado, lo que le llevó a ampliar su campo y buscar su electorado en los reformadores, blancos o negros.

Esa vía es la que le ha llevado a ser el adalid del cambio, a través de un proceso en el que -denunciando el racismo pero sin pedir nunca el voto para un «candidato negro»- conquistó uno tras otro a los jóvenes progresistas, a los blancos progresistas, a los negros, a los latinos, a los obreros blancos de Hillary Clinton y, por fin, a independientes y a republicanos moderados.

Las raíces de McCain hay que buscarlas en el Ejército: la tradición militar de su familia se remonta hasta el Estado Mayor de George Washington. Y decir Ejército en EE UU es decir la columna vertebral del país. McCain es, pues, ante todo un patriota conservador y tradicional.

Ocurrió con McCain que su republicanismo empezó a cotizar a la baja cuando se forjó, siendo presidente Clinton, la coalición que aupó a Bush a la Presidencia. El lobo solitario fue triturado en 2000 por la apisonadora «neocon», que lo desalojó de las primarias con una despiadada campaña de destrucción personal.

McCain firmó la paz con Bush, pero fue excluido del Gobierno y, más tarde, ya en 2004, su formación militar le dijo que la guerra de Irak, que aprobó en 2003, era una chapuza. Como muchos militares, chocó con Rumsfeld, el jefe civil del Pentágono, y chocó con las torturas de Abu Ghraib. Esas credenciales son las que ha mostrado en campaña.

Sin embargo, las discrepancias del rebelde solitario con Bush no han bastado para formar una coalición unida. McCain tiene el apoyo natural del Ejército, los republicanos tradicionales y los independientes moderados. Pero le cuesta zanjar sus querellas con los fundamentalistas cristianos, pilar básico «neocon», y con el aparato del partido, que sigue viendo en él un francotirador.

Con esa base inestable, el patriota McCain encaró las elecciones con el foco puesto en la política exterior. Explicó sus choques con Bush, proclamó que EE UU debe resistir y ganar la guerra contra el terrorismo y vendió credenciales de comandante en jefe. Pero la crisis financiera le alteró el guión, convirtiéndole en el mal menor de quienes rechazan el cambio «socialista» de Obama. Y resistirse al cambio en tiempos de crisis, dicen las encuestas, no da para ganar unas elecciones.

«Mac is back» (Mac ha vuelto). «Luchemos juntos para llegar a la Casa Blanca».

Principios generales

El Gobierno debe intervenir lo menos posible en la vida de los ciudadanos y en las actividades de las empresas. Acusa a Obama de pretender redistribuir la riqueza, lo que lo hace sospechoso de «socialismo», palabra tabú en EE UU.

Impuestos

Se opone a las subidas. Quiere renovar los recortes de impuestos de Bush a empresas y grandes fortunas, que expiran en 2011.

Gasto público

Congelarlo. Los beneficiarios de los vigentes programas gubernamentales se mantienen.

Sanidad

Exención fiscal de 5.000 dólares para que cada ciudadano se pague el seguro que quiera. El coste medio de un seguro son 12.000 dólares.

Política exterior

Mantener las tropas en Irak hasta la victoria. Atacar a Irán si es preciso. Crear una «liga de las democracias» como alternativa a la ONU.

«Sí, podemos». «Quiero cambiar el mundo».

Principios generales

El Gobierno debe intervenir allí donde sea necesario para corregir las desigualdades y luchar contra la injusticia.

Impuestos

Subida de impuestos para grandes empresas y grandes fortunas. Los ingresos menores de 250.000 euros tendrán rebajas fiscales.

Gasto público

Eliminar todos los programas que no funcionan e invertir más en educación, sanidad y reducción de la dependencia energética.

Sanidad

Reducir las primas de los seguros privados. Cobertura universal de la Seguridad Social.

Política exterior

Tras proponer la retirada de las tropas de Irak, moderó su discurso y defiende una retirada escalonada. Reforzar la lucha en Afganistán. No se niega atacar a Irán, pero también quiere dialogar. Multilateralismo, sin aceptar vetos.


http://www.lne.es/secciones/noticia.jsp?pRef=2008110300_44_692236__Internacional-fenix-contra-acero

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