jueves, octubre 12, 2006

Provocación atómica

David Hernández

12 de octubre de 2006

La prueba atómica subterránea realizado la madrugada del 9 de octubre en la ciudad de Kilju en Corea del Norte, indica que el mundo tiene un nuevo miembro del club atómico asiático (Rusia, Israel, China, Pakistán,India) y mundial (Estados Unidos, Inglaterra, Francia), lo cual viene a crear un desequilibrio geoestratégico en una de las regiones más conflictivas del planeta, donde ahora aparecen otros candidatos al club atómico como Irán, Arabia Saudita, Egipto, Japón.

Hay que esperar un par de semanas para saber con precision las circunstancias que rodearon la prueba atómica norcoreana, y establecer el poder de la bomba experimentada y si el ensayo sucedió sin ningún tipo de complicaciones, tal como lo asegura la agencia oficial de prensa de Corea del Norte.

Solo cuando se haya comprobado la magnitud de estos datos, tanto los Estados vecinos como la Organización de las Naciones Unidas (ONU) podrán dictaminar el poder de amenaza nuclear de la cual dispone desde ahora el dictador norcoreano Kim Yong Il.

Políticamente las consecuencias de la prueba atómica son dramáticas. La decisión del dictador norcoreano va a cambiar la política mundial, en primer lugar en la estratégica región económica del Asia oriental, pero también en muchos lugares del globo terráqueo que están lejos de la ciudad de Kilju, donde se efectuó la explosión .

Si la diplomacia occidental no encuentra una respuesta adecuada a la provocación de Pyongyang, este 9 de octubre pasará a la historia como el inicio de una carrera armamentística nuclear de nuevo tipo.

La situación geopolítica se ha vuelto muy complicada, en especial para los vecinos de Norcorea. El dictador ha roto la baraja de un pacto estabilizador que se había mantenido por más de 50 años en la región, luego de la guerra que condujo a la división de las dos Coreas en la década de los años 50 y que hasta el momento había funcionado: Estados Unidos defiende a Surcorea, China toma bajo su protección a Norcorea y Japón permanece neutral.

El pacto de estabilidad se ha desmoronado como un castillo de naipes, sobre todo para Japón. Si son ciertas las informaciones de que Norcorea posee mísiles de medio alcance que podrían llegar a Japón transportando cabezas nucleares, lo más probable es que este país, que ha sido el único del mundo que ha vivido dos catástrofes nucleares en tiempos de guerra (Nagasaki e Hiroshima), se va a ver en la necesidad de proveerse a sí mismo de armas atómicas como mecanismo de defensa ante la potencial amenaza de una Norcorea con armas nucleares.

Automáticamente, un Japón envuelto en una carrera armamentista atómica sería un reto para China, que la obligaría a dar un giro estratégico de política armamentística. Los "daños colaterales" de esta provocación atómica norcoreana se harán sentir en todo el mundo, más o menos siguiendo la forma como cuando se sucede una caída de acciones en la bolsa de valores.

La prueba atómica norcoreana es una acción desesperada de su dirigencia para reafirmarse ante el mundo, luego de que se ha conocido la catástrofe económica que rige en dicho país, azotado por hambrunas y por carencias vitales en muchas ciudades durante tiempos prolongados en el invierno, o de ausencia de los servicios mínimos para la supervivencia como ropa apropiada para el clima, alimentación con la dosis necesaria de proteínas o el suministro de carne y otros alimentos básicos. Ya no se diga de la falta del respeto a los derechos humanos elementales como el de viajar, o el derecho a la libre expresión o a la libertad política.

A nivel de la política mundial, es improbable que Washington esté planeando un ataque nuclear contra Norcorea. La "disuasión de un ataque atómico" de contrarrespuesta no funciona en este caso concreto. Lo que sí funciona son las presiones de la comunidad internacional, al grado de que Corea del Norte es hoy un país aislado diplomática y económicamente.

Pero esto ha servido de muy poco como instrumento de presión.

Se hace por lo tanto necesario una reacción firme y unánime de la comunidad internacional contra el régimen norcoreano, para que sirva no sólo de lección al dictador Kim Yong Il, sino también a países como Irán que están en el mismo camino de Norcorea, a punto de convertirse en potencias regionales atómicas.

Esta reacción debe ser política y económica, enmarcada dentro de una resolución de la ONU que sirva como medida de presión a los planes atómicos de Corea del Norte, en la cual necesariamente tiene que involucrarse a China y Rusia, que han estado al tanto desde el inicio de los juegos atómicos del dictador Kim Yong Il convertido por obra y gracia de esta prueba atómica en el aprendiz de brujo que desata la tormenta y no sabe cómo apagarla.

David Hernández, PhD por la Universidad de Berlín.

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