miércoles, enero 17, 2007

El cumpleaños del Mas Grande

Mohamed Alí, vivo e inmortal


"Al final comprendió que yo era sólo un boxeador. El en cambio era historia...", dijo el boxeador Floyd Patterson tras ser vencido por Alí. Hoy el ícono del boxeo cumple 65 años.



El legendario Mohamed Alí celebraba este miércoles su 65 cumpleaños postrado en un sillón de ruedas, afectado por el Mal de Parkinson y apenas sin poder hablar, pero aún así el aura de grandeza que lo rodea lo mantiene como uno de los íconos vivientes del boxeo mundial.

Su alejamiento de los cuadriláteros por casi un cuarto de siglo no ha empañado su fama, si se quiere hoy más grande que ayer, pues el Alí pegador de puñetazos e inventor de bravuconadas ha devenido embajador de causas humanitarias.

Nacido con el nombre de Cassius Marcellus Clay el 17 de enero de 1942 en Louisville (Kentucky), Alí cambió de nombre en la década de 1960, cuando se convirtió al islamismo en el apogeo de la lucha por los derechos civiles de los afroamericanos.

Su inicio en el deporte de los puños fue a los 12 años, cuando decidido a recuperar una bicicleta que le robaron comenzó a practicar con el mismo policía al que denunció el hurto, quien también era entrenador de boxeo.

El Arte de Fistiana se le coló en la venas y rápidamente se ubicó entre los mejores amateurs de Estados Unidos al conquistar seis títulos estatales y dos campeonatos nacionales, lo que le abrió la puertas al equipo estadounidense en los Juegos Olímpicos de Roma-1960.

Con el estilo poco ortodoxo que después le haría famoso en el profesionalismo, el joven Clay derrotó fácilmente en la final al polaco Zbigniew Petrokowski para llevarse la medalla de oro en la categoría semipesada.

Tras su regresó de la 'Ciudad Eterna' pasó al profesionalismo, donde rápidamente se ganó el respeto en la división de los pesos completos por su estilo, que el mismo definió con una frase: "volar como una mariposa, picar como una abeja".

Se dice que Alí fue el primer púgil que comprendió la importancia de la autopromoción, y de sacar de sus casillas a sus rivales con declaraciones altisonantes, y también quien enseñó este camino a muchas de las actuales estrellas del boxeo.

Sus frases en el momento de mayor fama, hoy constituyen compendio de coleccionistas.

"Soy lindo, soy rápido, nadie puede ganarme", dijo en una entrevista a inicios de su carrera profesional, o esta otra, de cuando estaba en el pináculo de su carrera: "si vas a luchar contra Alí, mejor será que aumentes tu seguro de vida".

Alí se retiró con un récord de 56 victorias, 37 antes del límite, y 5 derrotas y fue el primer hombre que ganó tres coronas mundiales en los pesos pesados

En contra de la guerra y el racismo


Intercaló su carrera con numerosos actos extradeportivos como las denuncicas contra la segregación racial y su negativa a servir en las Fuerzas Armadas durante la guerra de Vietnam.

Sin declararse como tal, Alí fue uno de los primeros objetores de conciencia en Estados Unidos.

Su oposición al conflicto bélico en Vietnam provocó que se le acusara de eludir el alistamiento, se le privara de la corona mundial y le suspendieran por tres años la licencia para pelear en el estado de Nueva York.

Tras su retiro siguió cosechando éxitos en otros escenarios, y se convirtió en embajador itinerante de causas humanitarias en todo el mundo.

Por su historial deportivo fue elevado al Salón de la Fama del boxeo mundial y en 1999 el Comité Olímpico Internacional le escogió como el mejor deportista del Siglo XX en deportes de combate.

Por su trabajo como activista social, sobreponiéndose a su Mal de Parkinson, también ha recibido numerosos reconocimientos, pero tal vez el más grande de todos es el simple hecho de que su rostro sea reconocido hasta en los más apartados rincones del mundo.

En una de sus muchas frases históricas, poco antes de su pelea contra Ken Norton, cuando buscaba su tercer título mundial pesado, Alí se definió exactamente como la historia le recordará: "Busco la inmortalidad y estoy a un paso de ella".

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Muhammad Ali

Es un sentimental




AFP

17 de Enero de 2007


"Muhammad es un poco sentimental. Le gusta ver cosas viejas. Le gusta ver algunas de las entrevistas y decir algunas de las cosas locas que decía", dijo Lonnie Ali. "A veces creo que mira y dice, '¿ese soy yo? ¿De verdad yo decía esas cosas?'".

Esos eran los días cuando Ali todavía flotaba como una mariposa y pegaba como una abeja, cuando aumentó su leyenda al superar todos los pronósticos para derrotar a George Foreman en Zaire y a Joe Frazier en las Filipinas.

El rostro terso y joven ahora está desfigurado por el mal de Parkinson, que lo hace lucir mucho más viejo de lo que en realidad es. Ahora, en lugar del movimiento de piernas que deslumbró al mundo del boxeo, muchas veces tiene que caminar con ayuda tras someterse a una operación para aliviar una condición en el canal de la espina dorsal.

Algunos días son mejores que otros para el ex campeón. Ali lee cartas de admiradores de vez en cuando y luego firma autógrafos con gran dificultad. A veces, usualmente por la mañana cuando su medicina todavía no comienza a tener efecto, sus familiares pueden entender cada palabra que dice.

"Le damos suficientes medicamentos para que pase el día bastante bien, pero no suficiente para que parezca totalmente normal", comentó Lonnie Ali. "Se vería mejor si lo hiciéramos, pero no queremos. No queremos que tome tantas medicinas".

En su cumpleaños recibirá llamadas de sus nueve hijos y otros familiares. Lo único que Ali pidió para celebrar la ocasión fue una visita a una tienda de venta de artículos de magia para poder mostrarle a los visitantes.

Una de sus hijas, Hana, dice que nadie debe sentir lástima por Ali.

"Naturalmente la gente se sentirá triste al ver los efectos de su enfermedad", comentó. "Pero si realmente pudieran verlo en la calma de su vida diaria, no sentirían pena. Está en paz completa, y está aquí para aprender una lección más importante".

Ahora, el hombre que se ganó titulares y fama mundial por sus palabras y su genio sobre el ring, ya no puede hablar más sobre él mismo.



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