sábado, enero 06, 2007

PÚBLICO & CONFIDENCIAL/Damián Prat C.

04 de enero 2007


Cerrar un canal de TV enfatizando la agresividad y la violencia
(Parte II)


Cerrar RCTV “en marzo” próximo anunció el Presidente Chávez el pasado 28 de diciembre. Lo hizo, además, en un discurso cargado de mucha gestualidad agresiva, con tono cargado de violencia verbal y descalificaciones. Lo hizo vestido de militar y en una instalación militar. Escogió hacer eso justo en medio del reposo espiritual navideño de los venezolanos y rompiendo por sí mismo una especie de “luna de miel” de normalidad que le había brindado su triunfo electoral del 3D, reconocido con talante democrático por todos, incluyendo a la oposición y medios de comunicación críticos e independientes como el propio RCTV.

Mas allá del duro golpe a la libertad de expresión que significa cerrar un canal de TV independiente, con 53 años de historia, asunto que analizamos ayer, ¿por qué hacer el anuncio en medio de la Navidad y con toda la parafernalia amenazante del caso? ¿Por qué desenterrar un ambiente de confrontación y división entre los venezolanos, reviviendo la acusación de “golpistas” si se podía suponer que eso quedaba políticamente cancelado con el resultado del 3D?

Apunté en esta misma columna, ayer, que esas preguntas iban dirigidas a la reflexión de los lectores. A los chavistas, a los que votaron por Chávez sin ser militantes de esa causa, a los que votaron por el cambio con Rosales e incluso a los que no votaron.

Porque sé que a millones de venezolanos, independientemente de por quien votaron, aspiran a un país sin confrontación extrema, sin odios ni división. Justo esas preguntas apuntan al corazón de un asunto que nos atañe a todos: somos víctimas de la continuidad de una operación de “guerra sicológica” destinada a reproducir la división de la familia venezolana. Un tema tan importante como el del copamiento de los medios de comunicación por parte del gobierno para reducir los espacios de libre expresión y controlar el reclamo y la protesta popular.

Al ciudadano que se siente a disgusto con el gobierno, militante opositor o no, que votó por Rosales buscando un cambio e incluso al que no votó, ese discurso agresivo, amenazante, pero fríamente calculado y pensado, busca causarle algunos efectos. Y si no comprende lo que ocurre, no podrá actuar correctamente y en cambio reaccionará como lo desea el gobierno. Ese discurso de violencia amenazante busca varios efectos: a algunos, hacerles sentir que “nada pueden hacer, porque voy a hacer lo que me da la gana”. El resultado es hacerlo sentir impotente y que se rinda, se desmovilice, se “desconecte”, e incluso busque irse del país o algo semejante. A otros, hacerles sentir rabia, mucha rabia y que actúen políticamente desde la rabia y no desde su propio plan y propósitos. Y así, que se repitan muchos de los errores que caracterizaron a la oposición en éstos años y que ayudaron mucho a Chávez a atornillarse en el poder.

Por supuesto que los atropellos a la libertad de expresión deben causar rechazo y disgusto. Deben producir decisión de resistir frente a ellos, sólo que sin perder la propia perspectiva de cómo luchar. Sin dejarse dominar por la rabia, sin caer en el terreno al que ese discurso de amenaza y división los quieren llevar. En otro terreno, ese discurso violento para anunciar la clausura de un medio de comunicación intenta ponerle dinamita a cualquier forma de diálogo que busque la dirigencia de oposición o instituciones como la Iglesia. Intenta lograr una reacción virulenta que le sirva para seguir ubicando a la oposición como “enemigo, golpista”, criminalizar la acción política opositora, no darle reconocimiento ni beligerancia.

Es una provocación, porque un ambiente de cierta normalidad, dialogo y convivencia, le quiebra la estrategia de división, de ocultar detrás de la confrontación su propia ineficiencia y el fracaso de su acción de gobierno. Si hay odio y rabia en el debate político, las razones y el malestar popular pueden ser escondidos. Si la oposición reacciona desde la rabia y con “el hígado”, centrando su acción en el ataque personal al Presidente, en lugar de su propia estrategia de ocuparse de los problemas del pueblo y el país, al gobierno le es más fácil manipular a la gente, desviar su atención de los problemas reales de empleo, vivienda, servicios públicos, despilfarro, corrupción y todo pasa a “parecer” en choque entre “la revolución y el amor del Presidente por los pobres”, contra “los oligarcas que quieren regresar al pasado”.

Al militante del “chavismo” se le ha manipulado muchas veces. A esa parte del pueblo que es militante del chavismo o al menos votó por Chávez a pesar del descontento, se le trata de llevar a pensar también desde la rabia y desde el hígado, haciendo que deseche las razones que le dicta su propia experiencia. Para eso es el discurso de violencia y confrontación. Para eso que “se interrumpe la Navidad”, es decir, se quiebra el ambiente de armonía. Si el cierre de un medio de comunicación es percibido como “el combate contra la oligarquía y el golpismo”, es más fácil que deje de percibir que le están quitando un medio por el cual puede expresarse el descontento, el reclamo, la protesta y las manifestaciones en el futuro próximo.

TIPS... El gobierno inventa un enemigo y una guerra para que ese pueblo deje de pensar en su propio fracaso ante la criminalidad, la falta de vivienda, el caos del agua y la luz, la ausencia de inversiones que generen empleo, la enorme corrupción “bolivariana”... Para la oposición -eso incluye a la dirigencia principalmente, pero también el ciudadano- es imperativo no ayudar a esa estrategia reaccionando como lo desea quien hace ese discurso de agresividad... Hay que luchar, hay que defender la libertad de expresión y la existencia misma de medios independientes, hay que ejercer la oposición, pero hay que hacerlo desde su propia estrategia... Cierro, por hoy, este tema sobre el que habrá que volver recordando la expresión de la hoy Presidenta de Chile Michelle Bachellet: “En Chile, sólo pudimos salir de Pinochet cuando dejamos de actuar desde la rabia, nos dimos cuenta de la magnitud de la tragedia que atravesaba la nación, y nos pusimos a hacer política, serenamente y a largo plazo”.

depece@cantv.net

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