Estados Unidos 1 - 2 Ghana
Hace un rato breve sucedió el gol de Asamoah Gyan, allá en Rustenburgo. Quedan apenas segundos del tiempo suplementario frente a Estados Unidos. Y aunque a esta altura para ellos cada instante mínimo parece de elástico, de repente llega un silencio muy corto y un estallido que promete durar toda la noche. Es el final: Ghana, representante orgulloso de Africa, acaba de ganar su pase a los cuartos de final, tras un partido arduo. Entonces, la principal playa de Durban, donde los hinchas suelen juntarse para ver los partidos en ese evento que la FIFA llama Fan Fest, se transforma: la fiesta inminente deriva en otra fiesta que parece perpetua.
Son ellos, con los colores de Ghana -rojo, amarillo y verde- en las banderas, en los gorros, en las ropas, en el alma. Pero no hace falta ser muy observador para comprobar que no están solos. Del festejo participan los que tiene otras banderas de países de Africa. Claro, hay muchos de Sudáfrica, pero también otros vecinos del continente más rezagado: hay de Camerún, hay de Nigeria y hasta se ve, allá en el fondo, cerquita del mar, una bandera con los colores de Sierra Leona, un postergado en el mundo de los postergados. Todos gritan juntos. Gritan palabras distintas y hasta en idiomas distintos. Pero en esencia están expresando lo mismo: la felicidad de un continente entero. Como dice el repetido el eslogan de una publicidad local: "Africa United".
Con el triunfo ante Estados Unidos, Ghana -único representante de Africa que continúa en carrera- igualó la mejor campaña de un equipo de estas tierras en la historia de las Copas del Mundo. Sólo dos hasta ahora habían seguidos hasta tan lejos: el Camerún de Roger Milla en 1990 y el Senegal de El Hadji Diouf en 2002. Se justifica tanto entusiasmo. Algunos están desbordados: parecen poseídos por el sano demonio de la felicidad. Y se abrazan con todos los que ven. Y también bailan al ritmo del Dj Chynaman, que está musicalizando esta clasificación memorable.
En la playa no hay ningún cartelito que diga "Go Home", pero sí hay algunos estadounidenses con la cara de la derrota y el paso manso rumbo a la última noche de hotel. Sin ellos, el festejo se mantiene vivo y traspasa la frontera de la medianoche. Los de Ghana se sienten como en su casa, como si el suelo sobre el que saltan fuera parte de Accra o de Kumasi (sus dos principales ciudades). Los del resto de Africa se suman. Es la fiesta de todos ellos. Los demás miran con asombro tanto alboroto. Tal vez no lo sepan. Pero es la noche en la que Ghana fue todo Africa.
http://www.clarin.com/deportes/futbol/noche-Ghana-Africa_0_287971444.html
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