martes, septiembre 26, 2006

El Islamismo


El islamismo, también conocido como fundamentalismo o integrismo, es la politización, a veces distorsionada y fanática, del islam. Y, además, está el terrorismo islámico.

El debate entre el mundo occidental y el musulmán ha existido desde los orígenes del islam, atrayéndose y repeliéndose según las circunstancias históricas. Se han mirado siempre, pero no se han comprendido nunca. Occidente teme el terrorismo y el fundamentalismo, pero necesita el petróleo depositado en el subsuelo islámico. Y los islamistas acusan a Occidente de ser hostil a su cultura, de respaldar a Israel, al que consideran un intruso en su tierra, y de proteger a los regímenes corruptos y antidemocráticos que controlan el inmenso arco musulmán.

Después de la II Guerra Mundial los imperios coloniales se derrumbaron y en el mundo árabe llegaron al poder fuertes líderes nacionalistas musulmanes, como Gamal Abdel Nasser en Egipto. A comienzos de los años 60 había ya un cinturón de estados independientes y predominantemente islámicos que se extendían de Marruecos a Indonesia. El derrocamiento -caso del primer ministro Mossadeq en Irán, en 1953- o el fracaso de los movimientos nacionalistas laicos, atrapados en la vorágine de la guerra fría, tanto en la lucha contra el Estado de Israel como en el esfuerzo para el desarrollo económico, con recetas capitalistas o comunistas -igualmente occidentales a ojos musulmanes-, terminó convenciendo a importantes sectores de que el islam es su última oportunidad. La ideología islamista nació a principios del siglo XX como reacción a Occidente y a Mustafá Kemal "Ataturk", padre de los turcos (no árabes).

. Ataturk
. Los Hermanos Musulmanes
. La Revolución Islámica

El resurgir del islam puede considerarse como una búsqueda de la estabilidad y de las raíces, por un rechazo de los valores occidentales. Una negación del colonialismo occidental de los siglos XIX y XX, y del comunismo con el que algunos regímenes pretendieron preservar su independencia después del proceso de descolonización política. El sociólogo francés Gilles Kepel, especialista en el islam, lo explica así : "Cuando la ideología islamista inunda el mundo musulmán en los años 60, la mayor parte de los países afrontaban las consecuencias de grandes cambios sociológicos radicales: la urbanización masiva de gentes procedentes de las áreas rurales, una explosión demográfica y la alfabetización de los jóvenes de las clases pobres. Esta generación de los años 70 romperá con los dirigentes religiosos que controlaban el movimiento en connivencia con el Estado". El resurgir del islamismo se produce por la alianza de tres grupos sociales bien distintos:

. Juventud pobre y urbana
. Burguesía piadosa
. Juventud formada

Afganistán marca un punto culminante de la "yihad". En 1989 el Ejército soviético se retiró, derrotado por una heterogénea guerrilla islámica, de Afganistán, país que un decenio antes había invadido para atajar el avance del islamismo. Y a continuación, en Argelia, el FIS ganó las elecciones municipales, lo que significó el primer paso hacia el poder; después, el Ejército argelino dio un golpe de estado en 1992 para evitar el triunfo del FIS en las elecciones legislativas. Este desenlace del experimento político argelino supuso una doble radicalización. Por una parte, la radicalización de los gobiernos en el mundo islámico, que llegaron a la conclusión de que si abrían la puerta política, perderían las elecciones. Y, por otra, significó la radicalización de amplios sectores del islamismo, convencidos de lo inútil de caminar por la senda legal, ya que un golpe de Estado volvería a anular su eventual victoria en las urnas. Paralelamente, Hassan Al Turabi, gran ideólogo de la Escuela Unificadora del Islam, se impuso en Sudán. Y, coincidiendo con la victoria en Afganistán, las autoridades iraníes condenaron a muerte a Salman Rushdie, considerado blasfemo por su obra "Versos satánicos" .

. Los talibán
. El wahhabismo

El islamismo nunca ha sido un movimiento político unitario y supranacional. Tiene características propias en cada país. No tiene ni un gobierno común ni mucho menos un ejército. Pero, el triunfo de la revolución de Jomeiny hizo que en Occidente se tuviera una imagen monolítica, al menos en lo referente a sus objetivos, del islamismo como ideología política. Esta imagen se rompió apenas un año después de la caída del muro de Berlín. En 1990 el presidente iraquí, Saddam Hussein, decidió invadir Kuwait. Esta iniciativa acabó volviéndose contra el islamismo. Arabia Saudí, que en la guerra entre Irán e Irak (1980-88) había apoyado a Hussein, vio entonces como su antiguo aliado amenazaba sus intereses. Saddam se apoyó también en el islamismo para actuar contra Kuwait y Arabia Saudí, dos petromonarquías sin apoyo popular. El resultado fue la profundización de la fractura del islamismo. Kepel afirma que "la guerra contra Irak rompió la alianza política entre Estados Unidos y las monarquías petrolíferas, por un lado, y los partidarios de la ‘yihad’, por otro. Bin Laden pasó entonces de su cruzada antisoviética a la oposición a la presencia de tropas norteamericanas -infieles- en Arabia Saudí, sede de los lugares más sagrados del islam".

Dos decenios después de la llegada al poder de Jomeiny, los escasos avances experimentados en Irán, cuyo presidente Jatami, elegido en 1997, mira hacia Occidente y la juventud y las mujeres votan a favor de una liberalización, y la aparición del terrorismo, como ha sucedido en Argelia, mueve a los observadores occidentales a afirmar que el islamismo ha fracasado como política de gobierno. Kepel afirma en su libro "Yihad: Expansion et Déclin de l'Islamisme" que "en los años setenta y ochenta los movimientos islamistas contaron con un amplio respaldo popular, pero a partir de los años noventa estos movimientos se han dividido profundamente entre radicales y moderados, lo que ha conducido al aislamiento de los grupos terroristas". El año 1997 fue un momento crucial. En Egipto, el terrorismo integrista perpetró una matanza de turistas occidentales en Luxor y en Argelia se sucedieron las atrocidades cometidas por el Grupo Islámico Armado (GIA), que antes había roto con el FIS. Estas acciones subrayaron la pérdida de apoyo popular por parte de los grupos más radicales, cuyo nacimiento responde a una ironía de la historia. Estados Unidos y Arabia Saudí financiaron a los movimientos islámicos que lucharon en Afganistán contra los soviéticos. Después, estos movimientos crearon sus propios grupos en sus tierras de origen para enfrentarse a los regímenes que consideran aliados de Occidente. Bin Laden, multimillonario y saudí, es el símbolo de los activistas que comulgan con una nueva ideología, el "salafismo-yihaidismo", que invoca una interpretación rigurosa de los textos sagrados según la tradición vigente en Arabia Saudí, pero se diferencia de ella al preconizar la lucha armada contra todos los regímenes impíos, tanto en Occidente como en el mundo musulmán (Arabia Saudí incluida).